Relato largo de un encuentro breve
Érase una vez un día frío, finales de mayo o quizás primeros días de junio, no me quedó bien registrada la fecha exacta, pero lo que sí me quedó en la memoria fueron las imágenes y sensaciones percibidas al conocer a una persona que entró por primera vez a mi lugar de trabajo ese día.
La persona era una joven mujer que entró como cualquier otra y pidió donde podía ubicarse, entonces le asigno un lugar, en el extremo junto al ventanal que da a la calle, le anoto el horario de inicio en el cuaderno como hago siempre, casi sin mirarla bien, ya que estaba en ese momento atendiendo a otra persona que tenía una consulta para hacerme, cabe aclarar que de esta otra persona y su consulta no conservo ni el más mínimo recuerdo.
Un momento después la que me hace una consulta es la mujer que inspiró este relato, me llama y me pregunta si yo sabía como poner el símbolo “2” que se usa para significar metros cuadrados, mientras ella me habla me quedo mirándola fijamente a los ojos y comienzo a descubrir a la hermosa mujer que me hablaba, advierto y admiro sus bonitos y pequeños ojos verdes, escondidos detrás de sus anteojos, continúo mirando sus facciones, su blanca piel, su pelo teñido de un color rojizo oscuro, su ropa, que era mucha por el frío imperante y que dejaba ver muy poco de su figura. Debo darle una respuesta a su pregunta, yo sabía que ese símbolo existía y de hecho alguna vez lo había usado, mas en ese momento no tenía en mente que combinación de teclas era la que había que usar, se lo comento y le digo que tengo donde fijarme ese dato, rápidamente voy a buscar un ya antiguo y en desuso Manual de DOS 5, en cuyas páginas existen varias tablas con muchas de las posibles combinaciones de teclados, encuentro la tabla que nos sirve para esta ocasión y le llevo el manual abierto en la hoja indicada, pero ¿que ocurre?, me puse algo nervioso, cosa completamente inusual para mí en situaciones como esta, y no encuentro el código buscado, entonces recorro la lista con el dedo para ayudarme a encontrarlo más rápido y la bella mujer hace lo mismo con su dedo, en un par de ocasiones nuestras manos se rozan, es aquí cuando se produce una sensación que hacía mucho tiempo no sentía con una persona desconocida: es una sensación de cercanía, de familiaridad, de cómo si a esa persona la conociera de antes y a la vez una atracción muy grande, una corriente muy sutil de energía circuló por mi cuerpo partiendo de la mano en la zona del roce hacia el resto del cuerpo, generando una mini excitación, cosa aún más inusual en una situación en la que estaba rodeado de desconocidos, atendiendo sus preguntas, cobrándoles y saludando a los que se iban y dando la bienvenida a los recién llegados.
Juntos encontramos la respuesta: Alt+253 da el “2” de m². Ella esboza una breve sonrisa y me agradece mirándome a los ojos, le contesto sólo con un gesto y me concentro en mirar sus ojos otra vez, con total conciencia de querer ver más allá de la vista, en bucear en el interior de quien a esta altura ya se había convertido en una misteriosa y cada vez más inquietante y atractiva mujer. Sin embargo su mirada reflejaba algo de tristeza, de estrés, de apuro por terminar lo que estaba haciendo, también parecía estar preocupada pero por otros asuntos que no tenían que ver con su trabajo, con cosas personales y quizás necesitaba ayuda; parece una persona seria pero algo me dice que le gusta mucho divertirse y está a la espera del momento para reír y disfrutar. Dejo que continúe con su tarea, me alejo transitoriamente, atiendo otras personas pero mi mente ya quedó pendiente de la hermosa joven, de sus movimientos, de su forma de escribir, estudio su perfil que se recorta con la luz que ingresa desde el ventanal. Quedo a la espera de una posible nueva consulta que por suerte llega, necesita imprimir y le indico como se hace, se repite el cruce de miradas y mi necesidad de conocer más sobre ella hace que la mire profundamente, no pierdo ningún detalle, ningún gesto, escucho su voz y me gusta. Finalmente se va, intento adivinar su figura debajo de su ropa invernal, aparentemente sus formas y curvas son armoniosas y agradables, su forma de caminar es sensual. La imagen final es muy buena, la atracción que me quedó hacia ella es muy fuerte.
Me quedo pensando un momento, reviviendo el breve encuentro; el resto del día sigo con la imagen y voz de la bonita mujer en mente, latente, flashes esporádicos de su rostro, de sus ojos, de la agradable y excitante sensación del roce de piel, el intrigante sentimiento de cercanía y familiaridad queda sin explicación, solamente un nuevo encuentro, pero en otras condiciones, con más tiempo y a solas podrá ayudar a develarlo.
(C) Daniel Oliva - Buenos Aires, 2002.
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