miércoles, 11 de marzo de 2015

Microrrelato: Todo por un bebé

Todo por un bebé

Con 21 años y en medio de su carrera universitaria llamó a su novio para informarle de un atraso menstrual. Unos días después se confirmó el embarazo. Se encuentran, se abrazan, se emocionan, piensan en el nombre del bebé, él tiene 25 años y se la juega, le dice de casarse e informarle a los padres. Los padres de ella lo toman como una tragedia. Cuando se quedan a solas con su familia, el padre de ella la tomo del cuello y le dijo que eso no podía ser, que debía sacárselo. Entre llantos lo llamó a su novio para contarle. Se encontraron ese viernes por la noche, él ya había cargado el auto con ropa, botellas de agua mineral, la carpa, bolsas de dormir, frazadas, todo lo que había en su casa para comer y todos los ahorros. Ella apenas pudo llevarse algo de ropa interior en la cartera para no llamar la atención. Pero él había tomado ropa prestada de su hermana. Dijeron que iban a cenar. Pero encararon para la ruta rumbo al norte. Acamparon en el primer camping que encontraron frente al río. Al otro día llegaron a casa de los abuelos de él. En ese pequeño pueblo nació el bebé. Cuando los padres de ella vieron las fotos la perdonaron y fueron a visitarla.

(C) Daniel Oliva ~ Miércoles 11 de marzo de 2015 ~ 10:30 hs.

jueves, 5 de marzo de 2015

Microrrelato: Por una medialuna quemada


Habían pasado un muy lindo fin de semana con cine, cena, paseo por el lago y varias relaciones íntimas tanto a la noche como a la mañana, inclusive a la tarde luego de una siesta. Era lunes temprano, ambos tenían que ir a trabajar. Primero él preparó el mate y se fue a la mesa a hojear el diario. Ella preparó dos grandes medialunas con jamón y queso y las puso a tostar. Por alternar la cocina con el baño para maquillarse las descuidó y se quemaron un poco, una medialuna se quemó más que la otra. Las puso en un plato y las llevó a la mesa pensando en cual elegiría él. Sacando apenas la vista del diario de reojo miró el plato y vio las medialunas quemadas pero no dijo nada, le dijo a ella que se sirviera primero, pero ella insistió en que tomara él primero la suya. Sin pensarlo siquiera tomó la que más cerca tenía de su mano y continuó leyendo, luego le pasó el mate cebado a ella, quien tomó la suya y quedándose muy seria, con la mirada hacia abajo no habló en todo el desayuno. Él le preguntó si se sentía bien y ella le dijo que no, que estaba enojada porque él había sido muy egoísta al elegir la medialuna menos quemada y dejarle a ella la peor de las dos. Él se quedó sorprendido ante tal reclamo, que consideraba completamente injusto ya que no había hecho tal elección y mucho menos con la intención de perjudicarla, ya que siempre la había considerado la mujer de su vida y la amaba mucho, no pensaba dejarla por nada del mundo, y si ella se lo hubiera pedido él hubiera tomado la más quemada sin ningún problema. Con la acumulación de reclamos intrascendentes como el de la medialuna quemada la relación comenzó a degradarse en forma irreversible.

(C) Daniel Oliva ~ 05 marzo 2015 ~ 17 hs.

martes, 3 de marzo de 2015

Microrelato de una relación desgastada

Comenzaron a conocerse virtualmente. Luego llegó la primera cita. El enamoramiento fue inmediato y ese mismo día ya hubo un beso en los labios al despedirse.
Durante meses estuvieron comunicándose todos los días por teléfono, mail, chat y sms. A cualquier hora, en cualquier momento usaban la forma de comunicarse más adecuada según donde estuvieran. Se encontraban bastante seguido y en la intimidad cada vez se llevaban mejor.
Una noche él la llamó como siempre, pero ella apuró en cortar porque estaba viendo una novela nueva y no quería perderse nada. A la noche siguiente la llamó más temprano y ella también se apuró en cortar porque recién llegaba a su casa y tenía varias tareas que hacer. Se fue perdiendo la costumbre de hablar todas las noches y ya casi no se llamaban. A ella el chat le daba pereza y dejaba de escribir sin saludar.
Tenían sus llamadas y sms de celulares sin cargo por tenerlos en la misma compañía. Pero un día a ella le cambiaron la compañía en su trabajo y pasaron ambos a tener con cargo sus comunicaciones con celular. Entonces ella, para no gastar crédito, cuando recibía un sms se lo respondía por mail. De esa forma dejaron de enviarse sms y se comunicaban solamente por mail. La relación se fue degradando, cada vez se hablaban menos, solamente quedó la rutina del mañanero del domingo, que ambos disfrutaban mucho. Ya no tenían actividad nocturna porque ella siempre tenía mucho sueño.
Cada vez ella demoraba más las respuestas de los mensajes, y un día él dejó pasar un fin de semana sin responder, esperando alguna reacción, se la pasó chequeando la casilla de correo, pero tristemente comprobó que no hubo respuesta, hasta con lágrimas se despidió de ella sin enviarle ningún mensaje. Y entonces comenzó a contactarse virtualmente con otras, hasta que una primera cita se concretó y el ciclo comenzó de nuevo.

(C) Daniel Oliva ~ Martes 3 de marzo de 2015 ~ 14:50 hs.